jueves, 8 de diciembre de 2016

Roma no paga traidores : Segundo capítulo

Después de un largo camino, Manio y Claudia, al fin llegaron a su destino. Nada más llegar pudieron percibir el agradable olor a primavera y como calentaba el sol de tan relucientes. El mismo sol que emitía calor a las aguas de la bahía de Neápolis y derretía la nieve del vecino Vesubio. En ningún sitio había un invierno cálido y un verano tan templado, además Pompeya albergaba en gran cantidad la parra, la hiedra o la enredadera, y especies únicas de flores que no habían en ninguna otra parte del imperio. Una vez establecidos, Manio le compró unas entradas a Claudia de su dramaturgo favorito (Los Suplicantes).Aunque a Manio no le hacía mucha gracia ir al teatro debido a una serie de razones, obtuvó dos entradas en primera fila fácilmente, ya que era hijo de un senador. Durante la obra se produjó una asesinato, lo que ocasionó el pánico a muchas personas que huyeron despavoridas, poco después llegó la policía y comenzaron a examinar la zona del asesinato.Allí Manio , se encontró con un viejo amigo muy querido:Estéfanos, el
griego con él que Manio, emprenderá una gran aventura.